Sin ánimo de ejercer de historiador, por lo visto, la figura del abogado surge de los oradores de la antigua Grecia y Roma.
Los oradores en la antigua Grecia se centraban en componer alegatos para sortear los obstáculos legales de sus “defendidos” aunque todo ello era contrario a la aparente filosofía de que las partes debían defenderse a sí mismas.
Por su parte, en Roma a pesar de los altibajos de la profesión (y por lo visto una vez superada la imposibilidad de cobrar honorarios y su posterior limitación), la abogacía se erigió como una más de las múltiples profesiones de la época. En definitiva, el abogado parecía una figura apta para la defensa de los intereses ante los tribunales.
La importancia del abogado en la antigüedad se circunscribía a una suerte de capacidad de oratoria superior al resto de participantes en la aplicación de la justicia. No obstante, hoy en día el abogado es un técnico jurídico dotado de unos conocimientos y una práctica que le permite configurar la realidad jurídica que los ciudadanos viven como realidad fáctica en su día a día a través de operaciones comerciales y civiles de los cuales rara vez conocen los derechos que les asisten y las consecuencias a las que se enfrentan y por ello aquellos que cuentan con el asesoramiento correcto prevalecen sobre el resto.
La cantidad de casos que saturan los juzgados de lo civil y de lo mercantil son abrumadoras y todo ello es debido a que la ciudadanía en su conjunto prefiere ahorrarse el dinero en un jurista especialista en la materia para realizar la revisión de la operación jurídica o bien para realizar el contrato en cuestión poniendo toda esa experiencia y esos conocimientos técnico-jurídicos que permiten la posterior defensa garantista que nos gustaría tanto poder realizar a los abogados. Aunque la litigiosidad no descienda, al menos tendremos entre manos una justicia más rápida y eficiente que permita perseguir la voluntad de los contratos celebrados por las partes y no una suerte de imaginación maquiavélica de una de las partes interesada en perjudicar al resto para beneficiarse a sí misma ya sea por suerte o por mayor conocimiento o habilidad. Una vez sucede la tragedia, los abogados nos encontrarnos finalmente ante un vacío probatorio puesto que el contrato no se celebró correctamente, no se realizaron conforme a la norma los actos ejecutivos del contrato ya fuera civil o mercantil y el particular << confiaba >> en la buena voluntad de todos los participantes.
Todo lo anterior era hasta cierto punto asumible para el particular (mal) informado hasta hace unos 10-12 años donde los límites de la realidad que enfrentabamos diariamente estaban hasta cierto punto bien definidos, no obstante, al ser humano por naturaleza le gusta ir más allá de los límites y actualmente vivimos en la “era de la información”, de camino al desarrollo de IAs extremadamente potentes las cuales en ocasiones no es posible discernir si nos encontramos ante una persona o no, el surgimiento y desarrollo del metaverso como un entorno más donde poder realizar actos de consumo y comercio marca un nuevo paradigma en la protección de marca, propiedad industrial, contratos de toda clase y un largo etc, incluso existen sectores tan especializados como podría ser el ámbito de los incoterms donde surgió como un remedio al vacío legislativo y hoy en día navegar por esos lares se convierte en odisea.
La sofisticación de la tecnología empuja a la norma a actualizarse, pero la norma siempre va persiguiendo la realidad. Todo esto es incontrolable para una persona que debe dedicarse a su actividad diaria y para ello los abogados deben intermediar en toda operación de cierto valor, y no hablamos de millones de euros, asesorar en una operación por valor de 2.000€ no es baladí para quien debe soportar los costes de un pleito posteriormente por haberlo realizado de forma incorrecta o sin suficiente información. Un abogado que asesore en esta clase de actos no supondría un coste demasiado elevado para la tranquilidad que ofrece saber que todos los extremos de la operación están cubiertos. Por desgracia actualmente podemos observar cómo en multiplicidad de ocasiones, incluso en compraventas de viviendas se prescinde del abogado, siendo dicha operación probablemente la más costosa que realiza un trabajador por cuenta ajena en toda su vida con posteriores consecuencias absolutamente desastrosas.
Para finalizar: “el papel del abogado es muy importante en nuestra sociedad actual. Los abogados son profesionales que estudian y se especializan en el derecho y brindan asesoramiento legal y representación a personas, empresas y otras entidades. Los abogados son esenciales para la protección de los derechos y la justicia en nuestra sociedad.
Los abogados pueden trabajar en una amplia variedad de áreas del derecho, como el derecho penal, el derecho civil, el derecho laboral, el derecho de familia, el derecho de propiedad intelectual, el derecho comercial y el derecho internacional, entre otros.
Además, los abogados son esenciales para ayudar a las personas y empresas a entender y cumplir con las leyes y regulaciones que rigen sus actividades. También pueden ayudar a las personas a resolver problemas legales y a tomar decisiones informadas sobre cómo manejar situaciones legales.
En resumen, la importancia del abogado hoy en día es innegable, ya que son una parte esencial de nuestro sistema jurídico y juegan un papel fundamental en la protección de los derechos y la justicia en nuestra sociedad.” 1 ChatGPT Dec 15 Version. Free Research Preview.
Solo a modo de ilustrativo de a que extremos llega el ingenio humano, la cita anterior la ha proporcionado una IA que, siendo simplista, es un modelo de lenguaje entrenado y sin acceso a internet. Ante la complejidad del mundo que nos rodea, mi consejo como jurista profesional es enfrentarse a la inmensidad de la realidad para comprender que es necesario tener un abogado de confianza al cual poder acudir antes de realizar cualquier acto que pudiera derivar en consecuencias, asesorarse y confiar en los profesionales, puesto que somos los abogados los que se encargan del correcto funcionamiento social y jurídico. El asesoramiento que les brindamos como profesionales siempre será en beneficio de nuestros defendidos buscando la forma de que siempre quede en la mejor posición posible y con toda la información necesaria para actuar en el tráfico comercial, civil, administrativo y jurídico en general.